Voces de inclusión

En un aula de preescolar se escucha la vocecita de una alumna que feliz, segura y sin empacho opina acerca de uno de sus compañeros: “él no escucha con los oídos, escucha con el corazón”.

En un periódico mural de tercero de preescolar se ven los dibujos del grupo de la familia de un compañero que usa silla de ruedas. Ninguno dibujó la silla, dibujaron a su amigo de la mano de sus padres y eso sí, ¡con sus padrísimos lentes rojos! …… ellos están viendo a la persona que es su amigo y no a su discapacidad.

“¿Cómo les fue?” “¡Muy bien!” preguntas y respuestas comunes que tenían un sentido mucho más profundo. Era la primera práctica de campo de un simpático alumno de segundo de primaria que, debido a sus condiciones y siendo este su primer año en el Colegio, nunca había experimentado una salida en grupo. ¿Nervios? ¡Sí! … ¡de todos!. ¿Éxito? ¡SÍ! También de todos, principalmente de él mismo que está, por primera vez, compartiendo la vida regular de una escuela con chicos de su edad, como debe ser.

Desde los pasillos de secundaria … “es un privilegio y una recompensa maravillosa al trabajo diario” dice una maestra acerca del trabajo de este ciclo refiriéndose a la primera alumna que pasó a secundaria con el apoyo de una monitora. Si pusiéramos imágenes a esta experiencia tendrían que ser de incertidumbre inicial, ajustes, acuerdos, sonrisas, autonomía, pertenencia, logros y mucho esfuerzo de los profesores que acompañaron el proceso.

“Ya no está en seguimiento de inclusión” da mucho gusto decirlo. Sobre todo en primer año de CCH y con un recorrido de muchos retos y esfuerzo de equipo entre los padres y el Colegio. Un alumno que ya no requiere de apoyos específicos y que, además, nos ha enriquecido enormemente con su experiencia.

Seguimos construyendo, escuchando, aprendiendo y valorando; cada vez nos va quedando más claro que en el Colegio Madrid “todos somos inclusión”.