La termodinámica: nuestro ingrediente principal al cocinar.
En el Colegio siempre se busca que el aprendizaje de nuestros alumnos sea significativo, que esté relacionado con su vida cotidiana. Y una gran aliada para poder cumplir con ello es la cocina, donde muchos fenómenos termodinámicos, sino es que todos, juegan un papel importante a la hora que preparamos desde un aromático café, unas suculentas quesadillas, un rico pastel o el guisado del día acompañado con el familiar silbido de la olla express.
La cocina, un lugar donde ricos experimentos de Física y Química conviven diariamente, uno susurrándole al oído al otro en una danza incansable de transferencias de energía, que producen desde cambios de estado de agregación de la materia, hasta alegres reacciones químicas que si no las tratamos con el respeto que merecen podemos sufrir accidentes que van desde un pastel crudo, un arroz “batido” y mal cocido, hasta serias quemaduras.
Con todos estos elementos los alumnos de tercer semestre de CCH trabajan cada año escolar, cuando se inicia la tercera unidad de Física I. Llevan sus conocimientos diarios a la clase cuestionándose cómo es que se calientan los alimentos, si la forma en que lo hacen es igual para una salchicha cuando se está friendo, una tortilla sobre un comal, una bebida hirviendo o cuando quieren hacer palomitas de maíz en el horno de microondas. O qué tal si “hace calor” y requieren de una bebida fría, cómo el refrigerador puede lograr que ésta disminuya su temperatura.
También se busca entender por qué se usan determinados materiales para ciertos momentos durante este rico proceso, por qué usar ollas de acero, una cuchara de madera o una taza de cerámica; y por qué un termo puede ser mejor que otro, en qué deben fijarse si quieren conservar su bebida “calientita” o “fría” en un lapso de tiempo mayor. Pero no se quedan ahí sus preguntas, ya que lo llevan más allá de las paredes de la cocina, como empezar a cuestionarse por qué una chamarra puede ser más abrigadora que otra.
Se juega con los conceptos de calor y temperatura, que de forma coloquial se utilizan como sinónimos, debido a su estrecha relación, pero que en la ciencia no lo son, cada uno tiene su lugar. Aunque es comprensible el origen de esta confusión, porque detrás de ellos siempre está el concepto de energía, junto con las leyes de la termodinámica que son las que dictan que es lo que puede pasar en la cocina y que no. Y lo que les permitió a los alumnos, al final de su experiencia en las clases, disfrutar y ver de una nueva manera los alimentos que llevaban a su boca.
Sara Lissette Gómez
CCH