Dibujando a través de las emociones.

Hace unas semanas realicé una actividad con mis alumnos de 3° de preescolar cuya intención era la de conocer el máximo potencial de dibujo de los niños. Se trabajó en dos sesiones.

En la primera sesión se colocaron en la mesa imágenes de diferentes tipos de representaciones de peces, algunas eran ilustraciones japonesas, científicas, fotografías y dibujos detallados de peces.

Ningún niño titubeó al verlos, cada uno hizo su selección y se dispusieron a realizar un dibujo a lápiz. Durante la actividad los niños hicieron preguntas sobre cómo dibujar alguna que otra parte del pez, pero lograron realizar de manera independiente sus dibujos.

En la segunda sesión pintaron con acrílicos los peces y el resultado fue sorprendente, ya que en los dibujos realizados se podía observar un grado de complejidad alto considerando que fue realizado por niños de 5 años de edad. Estaban muy contentos y satisfechos con el trabajo realizado.

A la siguiente semana dibujé un frijol en el pizarrón y les pedí que lo dibujaran. Algunos inmediatamente respondieron: “yo no sé dibujar frijoles”. Yo les dije que la clase anterior habían dibujado peces diseñados por adultos y que la razón por la que lo realizaron tan bien y no tuvieron miedo era debido a que las imágenes resultaban ser muy atractivas para ellos como para para no intentarlo y que ahora el frijol no era lo suficientemente atractivo.

Mi intención definitivamente era ponerles un reto, pero también enseñarles que si uno no tiene un vínculo con lo propuesto por el maestro o no es lo suficientemente atractivo, el resultado no será el esperado, no sacaremos lo mejor de ellos y la actividad no será significativa para ellos.

Ceyla Orlaineta.– Profesora de Artes Plásticas Preescolar

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