Comprendiendo la era barroca.

La época de la colonia encontró como escenario para materializar parte del clímax barroco, en las expresiones urbanas de ciudades como México y Puebla. Particularmente, el estado poblano resguarda manifestaciones artísticas sui generis que ilustran el resultado del proceso de colonización y evangelización; así como el sincretismo cultural que dio como resultado el encuentro de diferentes cosmovisiones. Por esta razón, realizar una visita al estado resulta imprescindible para fortalecer y fomentar que los estudiantes valoren al barroco mexicano como un patrimonio artístico único; y, comprender a éste, más que como un estilo, como una forma de vida que imperó y gesticuló un momento específico de la historia, donde el orden religioso y civil entretejieron una nueva sociedad y cultura novohispana.

Los días 16 y 17 de enero, la generación de tercero de secundaria realizó una visita académica a diferentes conjuntos arquitectónicos y sitios en Puebla. La primera escala fue el Exconvento de Huejotzingo (Huejotzingo), sitio que se caracteriza por conservar la estructura original de un convento del siglo XVI y que sirve como ejemplo para entender el plateresco de la Nueva España. Además, en este sitio se logra transmitir un imaginario de un elemento de la evangelización.

La segunda parada consistió en visitar las iglesias de Santa María Tonanzintla y San Francisco Acatepec en Cholula. Ambas edificaciones muestran de manera pródiga el barroco comprendido y expresado por manos indígenas.

La biblioteca Palafoxiana, que resguarda una de las colecciones de libros antiguos más importantes de América Latina, es la tercera base de esta práctica. En este sitio los alumnos se asombran ante el hecho de encontrarse frente a esta única colección, además de la estética del sitio que produce una constante admiración.

La comida, para seguir en el mismo tono, se hace en uno de los sitios poblanos famosos por servir mole. Después de los alimentos, se lleva a cabo la caminata por la ciudad para poder vivir y observar, también, el barroco en el ámbito civil y comercial. El recorrido incluye la Iglesia de la Compañía de Jesús, el Museo de San Pedro, la Casa del Alfeñique, el Parián, el Barrio del Artista, la calle de los dulces y la capilla del Rosario.

El sabor que queda al final de la práctica, no sólo es el de los dulces, sino que uno termina repitiendo y confirmando la frase popular “¡Qué chula es Puebla!”.

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Comments (1)

  • Arturo García Fernández

    Hola soy ex alumno generación 1943- 1956… Ando buscando cuantos quedamos de los que llegamos a México en el Sinaia…¿Podrían publicar algo al respecto? Creo que todos los niños del Sinaia , de aquel entonces, fuimos al Colegio Madrid..
    Gracias…

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