Un Anzuelo al conocimiento De sextantes, truchas y estudiantes. Práctica de campo de Primero de Secundaria.
Junto a la emoción de realizar la primera práctica de campo del año, con los estudiantes de primero de secundaria salimos a Río Frio, Estado de Puebla el 30 y 31 de enero de 2019 a realizar actividades académicas que involucran las materias de Matemáticas, Geografía y Biología.
Los autobuses se detuvieron, un kilómetro caminamos bosque adentro; sentados frente al lago, observamos las características físicas del lugar, los servicios con los que cuenta y elaboramos un mapa, la practica había iniciado. Después nos fuimos al restaurante donde se nos dio una plática sobre los orígenes del Centro de Reproducción de Trucha Arcoíris, su historia y los aspectos necesarios que requieren las truchas para reproducirse y crecer. La plática terminó con la disección en vivo de una trucha proyectada en una pantalla gigante, atrapando la atención de todos. Tocamos, observamos y conocimos de su anatomía y con ayuda del microscopio, observamos células en sangre y en tejidos preparados en el sitio por los profesores de biología.
Salimos del restaurante muy emocionados, caminamos y junto a enormes árboles, de nuestras mochilas sacamos un transportador, un popote, hilo, una tuerca y construimos un sextante. Organizados en pequeños equipos, utilizamos el instrumento creado y aplicando conceptos de geometría, distancia y ángulo, medimos alturas inaccesibles, árboles muy altos.
Hicimos un recorrido por el lugar donde habitan truchas de distinto tamaño; observamos las incubadoras y piletas; conociendo el ciclo de vida de la trucha arcoíris y los parámetros físico-químicos que requiere esta especie para su cultivo. En la planta de tratamiento de agua, observamos y nos explicaron los procesos físicos y biológicos por los cuales pasa el agua contaminada del río para convertirla en agua útil para el cultivo de truchas.
Las últimas actividades fueron la pesca, preparación y degustación de una trucha. Todos con nuestros anzuelos cubiertos de carnada nos adueñamos del lago. A la orilla con nuestras cañas de pescar listos esperamos sentir un jalón y sacar la trucha pescada. Los minutos pasaban y solo sedales enredados teníamos, hasta que de repente, una trucha es pescada por uno de nosotros y segundos después, otra y una más, 60 pescados teníamos en menos de una hora.
Registramos su talla y su masa, analizamos e interpretamos la información e hicimos un poco de estadística básica.
Preparamos nuestras truchas, unos con solo sal y pimienta, otros con aderezos elaborados en casa. Los fogones estaban listos gracias a la ayuda de los lugareños quienes en todo momento compartieron su experiencia y cocinaron nuestras truchas recién pescadas.
Atrapar y cocinar nuestro alimento es una experiencia inolvidable después de tirar “Un anzuelo al conocimiento”.