Nuestros ritos nos sostienen y dan sentido

¡Ay de mi, llorona! Llorona de ayer y hoy ayer maravilla fui y ahora ni sombra soy.

Canción popular (La llorona).

En el Colegio Madrid, durante muchos años se han montado las ofrendas para los seres queridos que han partido, como una tradición representativa de la cultura mexicana, pero también de una cultura compartida para celebrar en nuestra comunidad. Este año no fue la excepción, en la Coordinación de actividades culturales y literarias, se recibieron alrededor de 100 Ofrendas para recordar desde las casas de las familias y trabajadores. Por cuestiones de logística se montaron 67 de ellas en un video y el resto en un pdf que pueden visitarse en la sala de Celebración del día de Muertos en la pestaña «Ofrendas para recordar» en Periscopio a la cultura o en los siguientes enlaces: Ofrendas para recordar video 

De igual manera la Coordinación de lengua y literatura del Bachillerato, convocó a la escritura de Calaveritas literarias, igualmente montadas en un lindo video, por Periscopio a la cultura y se pueden leer en el siguiente enlace: Calaveras confinadas.

Hay que resaltar que las empleadas y empleados del colegio montaron una ofrenda in situm: Recuento de una pandemia (compartida en redes sociales).

Las actuales condiciones de la pandemia nos reunieron desde el ambiente virtual para celebrar nuestras tradiciones, en un entorno en el que no faltaron los elementos simbólicos y fraternos de celebración: calaveritas en verso, fotografías, veladoras, flores de cempasúchil, comida y bebida típica de nuestras familias, sal, agua, copal, todo esto armonizado con el papel picado que nos recuerda que la muerte es colorida. Sin embargo, sabemos que esta festividad llena de olores, aromas y colores encierra un gran significado de luto innegable, más allá de las religiones.

La muerte y todo lo que significa el dejar de estar en esta vida es probablemente una de las situaciones difíciles de abordar explícitamente, quizá por eso es que los ritos o rituales, permiten desde un punto de vista antropólogico entender la muerte como un proceso biológico, pero también social. La existencia desde el nacimiento hasta la muerte es un momento de transición, de separación y de renuncia en el que hemos aprendido a vivir en duelo permanente.

Los rituales culturales nos permiten entender ese tránsito del ciclo vital, en el que la pérdida del cuerpo y el aliento vital del ser humano nos produce una perturbación, pero es a través de la simbolización de elementos donde encontraremos una explicación y elaboración del duelo individual y colectivo: fotografías, comida, velas, flores y demás. Las ofrendas o los altares de muertos nos permiten estar con la muerte, visualizarla, hablarle,  apreciarla y hasta perderle el miedo;  de alguna manera restablecer el orden que nos afecta la pérdida de los seres queridos que nos han dejado.  Las culturas de ahora y de antes han elaborado a lo largo de la historia, manifestaciones para estar en contacto con los seres que partieron; para nadie es desconocido el gran significado del Mictlán, entre los aztecas; representación máxima de la vida y la muerte en la cosmovisión mexicana, donde se habla de nueve pasos para llegar al lugar mítico y sagrado de descanso.

Las ofrendas en casa permiten una especie de elaboración del duelo en el que traemos a las personas que nos dejaron en un espacio y tiempo determinado, a la manera de un escenario familiar en el que deseamos nos visiten, para lograr reintegrarnos de una manera vital con los difuntos e incluso hacer un reconocimiento social de este duelo individual y colectivo.

En esta pandemia se vieron estos ritos mermados por no poder visitar los altares en los pueblos, quioscos, plazas públicas y demás sitios, sin embargo desde la distancia pudimos unir estos lazos culturales, como una respuesta también de solidaridad con las personas que han dejado de existir debido a la misma situación de amenaza viral.

Así empezó noviembre, con los colores naranja y rojo, pero no de un semáforo epidemiológico, sino el de las bellas flores de cempasúchil y el adelanto de la nochebuena. Pero este mes ha sido peculiar, no fuimos a los mercados de plantas o viveros, ni a cementerios, al menos no como en años pasados. Esto significa que nos seguiremos cuidando en casa y desde ahí compartiremos nuestras tradiciones y costumbres.

Muchas gracias a todas las personas que participaron e hicieron posible las Ofrendas para recordar este año 2020 así como a los alumnos, empleados y trabajadores del Colegio que nos deleitaron con sus Calaveritas confinadas.

Te invitamos para que aprecies la cultura compartida del colegio en Periscopio a la cultura.

 

Lourdes Aguilar Salas Coordinación de actividades culturales y literarias. Noviembre 2020.  

Nuestros ritos a través de la lectura

Recomendaciones de Biblioteca virtual.

Para saber más sobre el tema en general de la muerte y en particular de la tradición mesoamericana véase:

La ritualización de la pérdida, Martha Allué, Universitat Rovira i Virgili, Tarragona, vol. 29, nº 4, 67-82. Facultad de Psicología. Universitat Barcelona.

La calavera, Paul Westheim, trd. Mariana Frenk, México, FCE, 1983.

El conejo en la cara de la luna. Ensayos sobre mitología de la tradición mesoamericana, Alfredo López Austin, México, ERA, INAH, 2012.

Quetzálcoatl y los mitos fundadores de Mesoamérica, Enrique Florescano, México, Taurus, 2012.

Muerte a filo de obsidiana, Eduardo Matos Moctezuma, México, FCE, 1975.

Muerte entre los mexicas, Eduardo Matos Moctezuma, México, FCE, México, Tusquets, 2014.

Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares, Miguel León Portilla, México, Antropología, 1961, edición conmemorativa FCE 70 aniversario: 2010.

     
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