Descubriendo la fórmula secreta de la Talavera poblana: relato de un viaje a través de la química y la historia de Puebla

Imagina a un alfarero en su taller, moldeando cuidadosamente la arcilla para crear un hermoso plato de Talavera con sus característicos colores blanco y azul. Después de darle los últimos detalles, lo coloca con cuidado en un amplio estante junto con las demás piezas que esperan el resultado final después de un largo proceso. Pero, ¿de dónde viene la talavera? ¿Cómo interviene la química en su proceso de fabricación? Además de los azulejos y detalles de talavera, ¿qué otros elementos artísticos del barroco podemos encontrar en diversos edificios, conventos e iglesias de la ciudad de Puebla? Estas, entre otras preguntas, formaron parte de lo que nuestro estudiantado de tercer año de secundaria debía responder en su práctica de campo en Puebla, una actividad interdisciplinaria organizada por las academias de español, historia y química. El objetivo de esta práctica, que tuvo lugar los días 15 y 16 de marzo, fue analizar y relatar un viaje al pasado para responder al presente, identificando los principales elementos arquitectónicos, literarios, artísticos y socio-culturales del periodo colonial que dieron origen a la ciudad de Puebla y muchas de sus características actuales.

Como actividad previa, Paola Limón, restauradora y exalumna del Colegio, presentó una conferencia. En ella destacó la importancia de las técnicas basadas en métodos químicos, como el uso de la luz ultravioleta para la identificación de sustancias y pigmentos. Además, enfatizó en la restauración de pinturas y obras que forman parte del patrimonio cultural de México, así como la relación de la química con la fabricación y el cuidado de libros antiguos, que nuestros estudiantes podrían ver durante su visita a la ciudad de Puebla.

El gran día había llegado y, con mucho entusiasmo pero también con bastante sueño, nos preparamos para emprender el camino. Nuestra primera parada fue el Ex-Convento de Huejotzingo, fundado en 1525 por la orden de los franciscanos y que posee las características de un conjunto conventual del siglo XVI cuyo propósito principal era la evangelización. Dentro de este sitio, los estudiantes pudieron sacar su lado artístico con el propósito de identificar y dibujar los elementos iconográficos de las misiones evangelizadoras, así como del estilo plateresco. En segundo lugar, visitamos el Templo de Santa María Tonanzintla, cuya fecha de fundación se remonta también al siglo XVI. Los estudiantes expresaron sorpresa al observar el contraste con el Ex-Convento de Huejotzingo, ya que, durante este periodo, el barroco mexicano surgió como un arte con características propias, destacando el sincretismo cultural. En este lugar las y los chicos debían identificar y dibujar los elementos propios del barroco mexicano representado en el sincretismo arquitectónico.

Cuando se habla del barroco, no sólo se incluyen las artes visuales, sino también la literatura. Por lo tanto, hablar previamente sobre la conservación de libros antiguos se relaciona directamente con nuestra tercera parada: la Biblioteca Palafoxiana. Considerada la biblioteca más antigua de América Latina, fue fundada en 1646 por el obispo Juan de Palafox y Mendoza, quien donó su propia colección de libros y manuscritos para su creación. La biblioteca cuenta con más de 45,000 volúmenes, que además incluye libros incunables -los que se imprimieron durante el s. XV con la imprenta de Gutenberg-, manuscritos en diferentes lenguas que abarcan desde el siglo XV hasta el siglo XIX. El edificio de la biblioteca es una obra de arte en sí mismo, con un estilo arquitectónico renacentista y barroco. La visita a este sitio tuvo como objetivo que el estudiantado, además de convivir con libros valiosos que causan admiración, pudieran relacionar lo visto en sus clases de español, identificando dentro de la estructura de la Biblioteca, lugares y tareas de los llamados “infiernillos” y la importancia de preservar una biblioteca de esa magnitud y sus aportes al estudio de las ciencias y las humanidades en la actualidad.

Con expresiones de cansancio, nos dispusimos a comer para luego continuar con nuestro itinerario. Con mucho entusiasmo y acompañados de un poco de lluvia nos dirigimos al Museo y Taller de Talavera. En este lugar, nuestro alumnado pudo conocer la historia y las influencias sociales e históricas en el proceso de elaboración de estas piezas. Es importante señalar que la elaboración, fama y tradición de la talavera se remontan al siglo XVI. Dentro del taller, pudieron ver cómo se realiza el proceso de elaboración de la talavera. Como primer paso, después de elegir la arcilla, se coloca en un torno, una mesa giratoria que el hábil artesano mueve con los pies. Con destreza y gran virtuosismo, moldean, estiran, adelgazan o expanden la arcilla para la producción del objeto deseado. Posteriormente, las piezas se pasan al cuarto de secado y horneado, donde reposan y se preparan para cocer a temperaturas de hasta 800°C. Finalmente, se decoran con pigmentos elaborados por compuestos químicos como el cobre para el tono verde, el óxido de hierro para el negro y el óxido de cobalto para el azul, entre otros. Una vez decoradas, las piezas se dejan secar y luego se cuecen por segunda vez en un horno de alta temperatura a unos 1000°C durante al menos diez horas. Para evitar que el choque térmico dañe los productos cerámicos se deja enfriar el horno durante unas cinco horas antes de abrir y retirar los distintos objetos para admirar el resultado final. En definitiva, la visita al taller de talavera fue una experiencia enriquecedora para nuestro estudiantado, ya que pudieron apreciar el proceso artesanal y la complejidad de la elaboración de cada pieza de talavera, así como la importancia de los compuestos químicos en la decoración de estas piezas.

Finalmente, como cierre de nuestra visita a la ciudad de Puebla, realizamos una callejoneada por el centro histórico, que nos llevó a recorrer lugares emblemáticos como la Casa del Alfeñique, el Parián, el Barrio del Artista, el Teatro Principal y la Casa de los Aquiles Serdán. No podíamos irnos sin antes hacer una parada en la Calle de los Dulces, donde tanto estudiantes como profesores pudimos comprar los famosos dulces poblanos y algunos recuerdos para llevar de regreso a casa. 

En resumen, nuestra visita a la ciudad de Puebla resultó una experiencia enriquecedora y divertida para todos los participantes. Aprendimos sobre la historia, ciencia, arte y cultura de esta hermosa ciudad, mientras disfrutamos de su deliciosa comida y nos divertimos en su callejoneada. Sin duda, esta experiencia quedará grabada en la memoria de las y los estudiantes, haciendo que el aprendizaje sea significativo y transversal.

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