Los jóvenes buscan en la memoria

Inauguración de la exposición Después del Sinaia. Introspecciones de un exilio.

Siete ex alumnos del Colegio de entre 18 y 28 años de edad, algunos con una vinculación genealógica con el exilio español de 1939 y la Segunda República Española 1931-1939, pero la mayoría sin raíces consanguíneas, pero sí por elección, políticas y formativas con los valores democráticos y sociales republicanos que aprendieron como alumnos del Colegio y que explícitamente hacen suyos en esta exposición gráfica.

En palabras de los propios artistas la exposición “supone la intervención gráfica y pictórica para sugerir visualmente una reasimilación de la experiencia del exilio, partiendo del conflicto civil en España de 1936 y sus consecuencias a nivel sociocultural en México”. Es decir, los y las jóvenes artistas tomaron algunas imágenes icónicas del exilio, como la famosa fotografía del buque Sinaia surcando el mar, o el desembarco de los exiliados del Sinaia en Veracruz, y las intervinieron gráficamente resignificándolas con los ojos de su propia generación y valores estéticos actuales.

El pasado miércoles 24 de septiembre se inauguró en la Galería de la Unidad Cultural Lázaro Cárdenas del Colegio Madrid la exposición Después del Sinaia. Introspecciones de un exilio, que permanecerá abierta hasta el viernes 17 de octubre, con obras gráficas de siete ex alumnos: Jorge Trujillo, Ana Galán, Fernanda Hernández, Jimena Acosta-Gerónimo Sáenz, Marcia Fajardo y Triana Parera. La exposición se hace en el marco de la 75 conmemoración del inicio del exilio español en México y como un evento paralelo a la Feria del Libro del Colegio Madrid que este año tiene como tema el exilio.

Durante la inauguración Rosa María Catalá, directora del Colegio Madrid, comentó sobre el drama que significó el exilio para miles de españoles expatriados, pero el mismo tiempo el fructífero encuentro de estos españoles con el México cardenista y poscardenista del cual el Colegio Madrid es y ha sido uno de sus puntos culminantes. A nombre de los artistas Jorge Trujillo habló de la importancia de los valores de la República que ellos aprendieron en el Colegio Madrid y su vigencia universal y contemporánea, más allá de la filiación personal.

La exposición comienza con la obra “Hacia la antigua Nueva España 1” de Jorge Trujillo, en la cual sobre dos maderas se aprecia una de las dramáticas fotos de los exiliados cruzando los Pirineos durante el invierno del 39 y con pintura blanca enfatiza la desolación y el frío de esos momentos, sensación que se multiplica con unos puntos muy vivos y contrastantes color naranja, quizás como símbolo de esperanza; el título evoca la primera migración española a estas tierras sugiriendo una especie de regreso más que una salida.

La obra de Fernanda Hernández “Xochimilco y Candela” es un tríptico que, sobre una fotografía del restaurante Los Manantiales, edificio en forma de flor de loto que flota sobre el lago de Xochimilco, obra del arquitecto español Félix Candela, la artista dibuja de manera analítica los cuatro paraboloides hiperbólicos que caracterizan el emblemático diseño arquitectónico, análisis que nos dice “aprendiendo del maestro”.

Jimena Acosta y Jerónimo Sainz presentan cinco fotografías intervenidas, no exentas de humor, con el título “Serie reencuentro” en las cuales, por ejemplo, en la famosa fotografía del desembarco del Sinaia en Veracruz colocan, como si hubieran sido pasajeros de ese barco, los rostros de la mayoría de los directores que ha tenido el Colegio Madrid, incluida Rosa María Catalá, haciendo evidente el fuerte lazo que hay entre el exilio y el Colegio. En otra fotografía en blanco y negro, una costurera cose con hilos coloreados por los artistas: rojo, amarillo y morado, hilos que se salen del cuadro colgados por la parte inferior, homenajeando estos simbólicos colores de la bandera republicana. En otra más se ve un grupo de exiliados españoles, probablemente ateos, circundando una virgen de Guadalupe pintada por Jimena y Jerónimo, como diciendo “ustedes la trajeron hace 500 años y ahora se reencuentran con ella”.

Ana Galán, la más joven, propone su “Souto por Souto”, en la cual interviene una obra de su bisabuelo de 1941 (el segundo apellido de Ana es Souto), un paisaje de guerra contra el totalitarismo que en los colores, formas y dramatismo evoca a Goya, tanto su serie de grabados “Los horrores de la guerra” como “Los fusilamientos del 3 de mayo”. La técnica de Ana es impecable en relación con la de su bisabuelo, al grado de que tiene que marcar con cuadros “salidos” del cuadro para darnos cuenta lo que ella introdujo. Su memoria familiar se vuelve memoria colectiva en un imperativo de la lucha contra el fascismo ayer, hoy y siempre.

“Es o no es, vol. 1” de Triana Parera, es una serie de 12 fotomontajes digitales, entre México y España, con base en fotografías de época muy contrastadas, obscuras y rayadas, estridentes como seguramente fueron aquellos tiempos.

Una madera de 122 x 146 cm, con doble vista de Jorge Trujillo, que en su cara más visible, se reconoce la más famosa fotografía Sinaia, que el autor nombra “La Quinta Carabela”, nuevamente haciendo referencia a migraciones españolas anteriores, intervenida con brochazos blancos y puntos naranjas, además de un diseño geométrico en colores vino y negro en la parte superior. La otra cara presenta un collage con un facsímil de la Gaceta Oficial de la República Española donde se lee sobre la fundación del Colegio Madrid y dos documentos migratorios de la época, todo intervenido con brochazos espontáneos y escurridos, ya no sólo color blanco, sino con colores siena, naranja y negro, con toques rojos, azules y verdes, mucho más cálidos que en las otras obras de Jorge, hablando ya del inicio de una nueva vida en el exilio.

La segunda obra de Fernanda Hernández “Urdiendo Flamenco Nuestro” es un alto contraste en blanco y negro, hecho con esténcil, de una bailarina de flamenco que en sus manos extiende un textil claramente mexicano, donde hay una reinterpretación de lo español en México, urdiendo flamenco nuestro.

La siguiente obra “Hacia la antigua Nueva España 2” es gemela de la obra que abre la exposición, sólo que, si es posible, aún más dramática, debido a que la foto de los caminantes por los desolados y fríos Pirineos se muestra a una niña de no más de seis años sin una pierna, caminando con una muleta y de la mano de su padre; además los puntos naranja, que interpreté como esperanza, son únicamente dos y en cambio aparecen muchos puntos blancos perfectamente alineados, quizás copos de nieve.

Contigua aparece la última obra de Jorge “Que no sean gachupines dice David”, fotografía de un soldado republicano, con los mismos brochazos blancos, pero enmarcado, quizás el aura, con rojos, rosas, azules, morados y verdes muy vivos.

La exposición cierra con la obra de Marcia Ximena Fajardo “Retazos”, que con tinta negra y mediante dibujos muy nítidos y estilizados, nos muestra la silueta de una mujer con un vela encendida entre sus manos; silueta que está rellenada con dibujos de guerra, destrucción, huida. La vela ilumina el resto del cuadro con un recorte de papel en formas geométricas que semejan una gran flor. El cuadro claramente tiene un interior de la silueta borrascoso e intenso y un exterior iluminado, idealizado; yo lo leo como una alegoría de la república española durante la guerra civil: luz, esperanza hacia el exterior; peligro y dolor al interior.

Creo que si nuestros alumnos y exalumnos tienen la iniciativa de interrogar a su pasado y encontrarle sentido en el presente, es que algo estamos haciendo bien en el Colegio Madrid; y si además lo hacen desde una postura creativa y estética, mejor aún.

Ernesto Rico. Coordinador Académico.

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