Querétaro “lugar de peñas”, San Miguel de Allende, Atotonilco “lugar de agua caliente” y Guanajuato “Lugar montuoso de ranas”, fueron los destinos de la práctica de campo de la opción D 2016.
La impronta de nuestro pasado define, en gran medida, nuestra identidad y nuestras conductas individuales y sociales. Del 20 al 23 de abril pasados la opción D, en el marco de sus asignaturas de Teoría de la Historia e Historia del Arte, fuimos a encontrar algunas claves de nuestro pasado en Querétaro, San Miguel de Allende, Atotonilco y Guanajuato, bajo la premisa de hacer un análisis crítico y honesto del pasado para entendernos en el presente. Todo esto en un ambiente grato de convivencia, diálogo, aprendizaje e investigación in situ.
El periplo comenzó en el Museo Regional de Querétaro, ex convento de San Francisco, donde Santiago Matamoros se convirtió en Santiago Matachichimecas, y comprendimos cómo Querétaro era la frontera norte de Nueva España, desde donde se colonizó y evangelizó el norte de México y el sur de los Estados Unidos. El templo de San Francisco con su combinación de arquitectura barroca y decorados neoclásicos. Las Teresas, con sus enormes columnas y su frontón, neoclásico del más puro que se puede ver en México. La plaza de los fundadores y el mito de origen para los queretanos, que se inscribe en su escudo de armas. El convento de la Santa Cruz, lugar de salida de Fray Antonio Margil, evangelizador de Zacatecas y Texas. El Colegio Jesuita, actual facultad de filosofía y letras ¿Podía ser otra cosa? El templo de Santiago, patrón de España y Querétaro. Las Casas Reales o Casa de la Corregidora, donde nos platicaron las peripecias de doña Josefa a todo detalle, vecina de la casa de López Ecala, con sus bellos ventanales. Y de ahí, por los rectilíneos callejones, hasta San Agustín y su extraordinario claustro, la excelente pinacoteca y sus interesantes exposiciones temporales ¡A comer!
Por la tarde Santa Rosa Viterbo y sus arbotantes mudéjares ¡El púlpito! ¡La última cena con esculturas en madera policroma de tamaño natural! ¡La mesa de la sacristía! ¡Los retablos! En fin, barroco en su máxima expresión. Regresamos por Santo Domingo, el oratorio de San Felipe Neri, la fuente de Neptuno y la ¡Casa de la Marquesa! Ya en el hotel, un ratito de alberca en compañía de la opción A, con quienes coincidimos es día.
A la mañana siguiente, muy temprano, a San Miguel de Allende. Primera parada la extraña fachada neogótica del cantero Don Zeferino Gutiérrez, que cubre la iglesia barroca con decorados neoclásicos ¿Qué es esto? La parroquia de San Miguel. Un breve paseo por San Rafael, el templo más antiguo del poblado, pero también modificado. La casa donde nació Ignacio Allende, museo del INAH que recorre la historia de la Independencia. La Casa del Mayorazgo de la Canal, con su hermosa fachada barroca y su pequeño claustro. El Templo de la purísima Concepción o simplemente “Las Monjas” con su cúpula inspirada en Los Inválidos de París. El Centro Cultural Ignacio Ramírez “El Nigromante”, ex convento del templo anterior, que nos mostró la vocación artística de San Miguel de Allende. El Oratorio de San Felipe Neri y su casa de Loreto y la fachada cóncava del Templo de Nuestra Señora de la Salud. Finalmente, San Francisco, obra cumbre del barroco en San Miguel.
Por la tarde pasamos al Santuario de Jesús de Nazaret en Atotonilco, patrimonio mundial declarado por la UNESCO gracias a sus extraordinarios frescos de barroco popular, obra de Antonio Martínez Pocasangre, con un sentido profundamente emocional y didáctico. Otra vez la alberca y el descanso ya en Guanajuato.
En el seminario discutimos sobre las características de la evangelización de México en el siglo XVIII, sobre la campaña y la ideología política de Miguel Hidalgo y los símbolos patrios ¿Por qué el águila y la serpiente y no la Virgen de Guadalupe? Finalmente, discutimos sobre las constituciones de 1824, 1857 y 1917, especialmente el avance en cuanto a derechos humanos, los de primera, segunda y tercera generación y la necesidad de luchar por ellos en todo momento; la marcha del domingo fue un claro ejemplo.
El recorrido por Guanajuato comenzó en la Alhóndiga de Granaditas que alberga el museo histórico; de ahí a la casa museo Diego Rivera, y su excelente colección de arte; unos pasos más allá las imponentes escaleras de la Universidad, de estilo neoclásico ecléctico. Posteriormente el templo de San Francisco y un poco más adelante el Museo Iconográfico del Quijote, en estos días de su 400 aniversario luctuoso, museo patrocinado por un insigne exiliado español Eulalio Ferrer. Después de un refrigerio mínimo subimos por el funicular al Pípila para ver Guanajuato en todo su esplendor. Bajamos caminado hasta el callejón del beso y, después de las fotos obligadas, hacia el Jardín de la Unión y a comer.
Después de comer entramos al Teatro Juárez, con sus exteriores neoclásicos eclécticos, la sala neo mudéjar y el salón estilo francés. Ya de camino de regreso pasamos por la Basílica de nuestra señora de Guanajuato, la Mansión del Conde Rul, el Palacio Legislativo, el Mercado Hidalgo y la estación de ferrocarriles porfiriana. Todo sembrado de hermosas calles y plazas.
En el segundo seminario platicamos de la minería de Guanajuato y su veta La Valenciana y Antonio de Obregón y Alcocer que se hizo Vizconde con las ganancias de la Mina, así como el proceso de beneficio mediante el patio y la amalgama con azogue. También hablamos de las características del arte barroco, el neoclásico y los eclecticismos. Finalmente hablamos de urbanismo y trazas, especialmente la traza renacentista, ejemplificada en Querétaro, y el urbanismo minero, caprichoso, de Guanajuato.
El último día comenzó en el Museo de las Momias, para satisfacer nuestro morbo. De ahí a San Cayetano y las bocaminas de San Cayetano y de San Ramón, que nos dio una mínima idea de lo difícil de la minería, más en la época colonial, sin tecnología y condiciones terroríficas de trabajo. Finalmente, de regreso a México ¡Todos dormidos!
¿Cómo se puede aprender tanto en tan poco tiempo? Sin duda es una práctica donde vemos con nuestros propios ojos mucho de lo que platicamos en clase; consolidamos conocimientos y se hacen significativos; adquieren una concreción que no es posible en el salón de clase.
Gracias a la opción D y a Rinette Goletto, maestra de filosofía de los chicos, por hacer tan grato y comprometerse con tanto cariño en este momento de casi de fin de curso y fin de su estancia en el Colegio Madrid.