Verano para jóvenes científicas
Este verano tuvimos la oportunidad de asistir al campamento WiSci que se llevó a cabo en Perú. Este campamento está organizado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, y la organización Girl Up que está asociada con la Fundación de las Naciones Unidas. También cuenta con el apoyo de algunas empresas dedicadas a la tecnología, como Intel y Google. Tiene como objetivo promover los temas de STEAM (que son las siglas en inglés para ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas) en las mujeres, pues todavía hay mucha desigualdad de género dentro de estos campos.
El campamento se llevó a cabo en Lima, en un centro vacacional llamado Huampani. Para facilitar la logística de las actividades, nos dividieron en grupos de diez personas que llamábamos “familias”, cada una tenía dos chicas chilenas, mexicanas, estadounidenses y cuatro peruanas. Todas las familias incluían a una consejera de alguno de los países participantes, que tenía la tarea de cuidar de las niñas, asegurarse de que asistieran a todas las actividades programadas, y organizar algunas de éstas.
Los días en el campamento en general consistían en las clases de ciencia y tecnología que impartían los profesionales de Intel, Google y algunas otras organizaciones y empresas, y en otras actividades planeadas por Girl Up dirigidas a la problemática de género. En ocasiones éstas actividades eran organizadas por invitados del departamento de Estado de los Estados Unidos, pero en su mayoría las manejaban las consejeras. Algunos de los temas de las discusiones eran liderazgo, educación, cambio climático, cómo resolver problemas de la humanidad, etc.
La primer semana con Intel tuvimos clases de programación y robótica; y la segunda semana tuvimos clases sobre cómo hacer aplicaciones con los profesionales de Google.
Tuvimos una actividad muy padre que organizaron mujeres del Departamento de Estado, que trató sobre hacer una simulación de acuerdos ambientales entre países. Nos dividieron en grupos, y algunas fueron representantes de Chile, México, Perú o los Estados Unidos, y otras fueron representantes del FMI. Fue interesante tratar de convencer a otros países que aplicaran proyectos ambientales que beneficiaran a un país, y encontrar estrategias para negociar con las organizaciones internacionales, y con su apoyo poder lograr los acuerdos.
Hicimos un microscopio casero y tuvimos muchas pláticas de mujeres empresarias en los campos de ciencia e ingeniería. También tuvimos muchas actividades en familia para discutir sobre las injusticias en el mundo.
Los miércoles nos llevaron a conocer Lima y a visitar muchos lugares importantes, como el Teatro Nacional y el Centro Internacional de la papa. También fuimos a la playa, ya un mercado de artesanías en Miraflores a comprar recuerditos. Otra de las actividades del campamento eran las “noches culturales”. En ellas, cada país realizó una presentación de sí mismo, incluyendo aspectos como cultura, costumbres, biodiversidad, comida, etc.
En los últimos días de la segunda semana tuvimos que hacer un proyecto en equipos que involucrara todo lo aprendido durante las dos semanas (tecnología, programación, etc.), y que ayudara a resolver algún problema de nuestra comunidad. Existían varios rubros para evaluar los proyectos, como rigor técnico, innovación, presentación e impacto social. Hubo premios para los mejores proyectos, y de hecho, esto es algo que nos molestaba mucho: la constante competencia en todo.
El campamento fue un choque cultural muy grande para nosotras, porque tenía una mentalidad demasiado de “tienes que ser una líder”. A veces era muy difícil participar en las actividades y discusiones teniendo que seguir ese pensamiento porque no podíamos dejar de pensar en todas las problemáticas que deja afuera, tanto en el tema de género como en otros. Expresar nuestra opinión fue complicado en ocasiones porque en el Madrid estamos muy acostumbradas a pedir la palabra, escuchar al otro y esperar a que acabe de decir lo que quiere, pero así no es como todas las personas se comunican. La situación de este tipo de más confrontación fue cuando tuvimos que organizar la noche cultural de México con las demás chicas mexicanas. Esa experiencia nos hizo apreciar mucho más el fomento al cuestionamiento y a la crítica que nos da el Colegio. Aún así, fue muy enriquecedor cuando se pudo establecer un diálogo y pudimos aprender cómo mujeres de otros países latinoamericanos viven la injusticia y la desigualdad. En muchas discusiones tocamos temas muy delicados y compartimos experiencias muy valiosas e indispensables para entender nuestro contexto.
Como cualquier otra experiencia de la vida, el campamento WiSci 2016 tuvo sus altas y bajas, pero sin duda es una experiencia que recomendamos ampliamente, tanto por su carga académica como cultural y política.
Nélida Estefanía Noriega Calvillo Mariana Alaide Jiménez Toriz