Mi experiencia en el TCJ de Campeche.

Del día 22 al 28 de julio de 2018, participé en un proyecto llamado: TCJ que es “Taller de Ciencia para Jóvenes”, en Campeche.

Antes de acabar el ciclo escolar pasado, se abrió una convocatoria de este taller de ciencia, me enteré de esta convocatoria por un cartel que pegaron en la escuela y por una maestra de física, Sara. Me metí a la página y me enteré un poco más en qué consistía ese “taller”: Jóvenes de entre 16 y 17 años, tomando diferentes cursos, con científicos especializados en una Universidad al Sur de Campeche. Decidí que quería participar, así que metí mis datos y un escrito que decía: quién era, logros personales y porqué merecía participar en este taller.

El día 15 de junio durante la campaña de alfabetización del Colegio Madrid, me enteré de que me habían elegido los directores del TCJ para participar e ir a trabajar en Campeche. Más de un mes después, el 22 de julio tomé un vuelo hacia el TCJ en Campeche.

El primer día, en el avión en el que yo iba, venían siete personas más del TCJ y al aterrizar nos encontramos, tres venían de la CDMX, tres venían de Puebla y una chica venía de Veracruz, los cuatro que no eran de la CDMX habían tomado un camión para llegar al aeropuerto de la CDMX. Poco después de conocerlos llegó uno de los directores del taller por nosotros al aeropuerto y, como faltaba un rato para que empezara formalmente el taller, nos llevó a la playa. Estuvimos un par de horas en “playa bonita” y después fuimos a un hotel en la Ciudad de Campeche, donde empezaron a llegar muchos chicos y chicas de diferentes lugares del país: había dos chicas que venían de Tijuana, una de Michoacán, un chico de Oaxaca, llegaron dos personas más de la CDMX, incluso había un chico que se había hecho dos días de viaje en camión para llegar a Campeche desde Durango, había en total 41 Jóvenes y la mayoría era de la península de Yucatán. Hicimos algunas actividades de integración grupal, como cantar y el clásico “Alele quita ponga” y después salimos a conocer el centro de Campeche, cenamos y dormimos.

Los siguientes días consistieron en que un camión nos llevara a una Universidad al Sur de Campeche llamada ECOSUR, donde tomábamos cursos durante la mañana, yo elegí los cursos de “Robótica” y “Desarrollo Sustentable”. Durante la tarde las actividades variaban: unos días tomé más cursos de “Ciencia de los estereotipos”, “Tiburones y Rayas”, “Dinosaurios voladores y murciélagos”, otro día fuimos a la playa, otro día escuchamos unas platicas de gente que ya había tomado el Taller de ciencia, en años pasados y a qué se dedicaban actualmente, también la plática fue de quiénes eran los organizadores del taller (COESICYDET), (Fundación Pablo García), (GAIA), (CONACYT) entre otros.

El objetivo del proyecto de TCJ es que los jóvenes tengan un acercamiento diferente y mucho más atractivo con la ciencia, un acercamiento práctico. Y los cursos logran eso: en el curso de robótica el primer día encendimos un foco LED con cables y después con un programa más focos LED, logramos hacer un semáforo que encendiera con diferentes intervalos de tiempo, al final de las cinco sesiones de este curso hicimos un robot que fuera capaz de detectar las paredes y moverse para no chocar contra ellas. En el curso de desarrollo sustentable tuvimos varias pláticas y actividades acerca de la sustentabilidad en todos sus ámbitos, hubo un juego de roles, como por ejemplo: una isla con un cierto número de habitantes era dañada por un huracán, luego una empresa quería poner un hotel para volverla un atractivo turístico lo cual generaría mayores ingresos económicos, pero a la vez la construcción del hotel dañaría el ambiente de la isla donde había manglares. El juego consistía en que por equipos había diferentes roles: el de la empresa que querría construir el hotel, el de los pobladores de la isla, el de la asociación encargada de proteger el ambiente de la isla, etc. Y luego de un largo debate se llegó a la conclusión de que se construyera el hotel. Había muchos más cursos y tú podías elegir cuál te gustaba más: “abejas que no pican” “biocatálisis” “Virus intrusos” “Astrofísica”, entre otros cursos que yo no elegí.

Fueron solamente 7 días, los que estuve en el TCJ y sin embargo fue una experiencia que recordaré toda mi vida, desde el momento en el que hablabas con chicos que podría parecer que tienen muchas cosas en común por ser del mismo país y de la misma edad, pero que realmente viven cosas muy diferentes, o el hecho de viajar solo, conocer instalaciones y gente que está especializada a la investigación, compartir cama con una persona que acabas de conocer, imitar los acentos, conocer gente que probablemente no volverás a ver en tu vida pero que vale la pena conocer. Me quedo con muchas ganas de volver a participar en un TCJ, además de hacer muchas amistades de diferentes lados del país, definitivamente recomiendo participar en este tipo de talleres y más aún si te interesa la ciencia, ya que existen 12 convocatorias a lo largo del año para jóvenes y existe también convocatoria para los profesores y cada taller de ciencia es un lugar diferente de la república, dejo algunos links por si les interesa saber más de esto:

Santiago Aguayo Luna, 5020              
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