Exposición fotográfica Memorias de este viaje llamado vida
Sobre el autor
Emilio González Peña
Estudiante del Colegio Madrid, del quinto semestre de CCH.
Su interés por comprender el mundo lo llevó a explorar la fotografía como herramienta para mirar y jugar con las imágenes. Sobre todo de las personas y sus historias, de las costumbres sociales y su impacto en la vida cotidiana.
Esta muestra es sólo una mirilla de lo que durante estos años ha podido capturar desde su perspectiva juvenil e inquieta, invitándonos a detenernos en ella y compartir su inquietud por el detalle que nos humaniza.
(Correo electrónico: emigonzp@gmail.com)
Juntos alcanzaremos el cielo
Durante la campaña de alfabetización 2021-2022 que se llevó a cabo en Mazacoatlán, Puebla, tuve la fortuna de poder presenciar de cerca lo que su fiesta patronal significaba para la comunidad. Los días previos a la fiesta, toda la comunidad se encontraba trabajando en conjunto para dejar todo listo para el día, algunos barrían la calle, otros se encargaban de adornar los espacios, todo desde un sentido de trabajo comunitario para que al final todos se vieran beneficiados económicamente por el flujo de dinero que trae consigo la fiesta patronal.
Tuve la oportunidad de observar muchas de las actividades que se llevaron a cabo durante estos días de fiesta, sin embargo ninguna me impactó tanto como la que he decidido mostrar en este ensayo. Se trata del palo encebado, un juego nuevo para mí, en este un grupo de hombres trabajan en conjunto para que, sirviéndose los unos a los otros de apoyo para poder llegar hasta lo más alto del palo y así conseguir los premios que ahí se encuentran. No se trataba solamente de una demostración de habilidad, fuerza o destreza, sino también de comunicación y colaboración. se trataba de una actividad de competencia no fundada en el egoísmo, pues un grupo de 12 hombre ayudaban a uno a alcanzar los premios, premios que claramente no serian divisibles entre 12 por lo que al final se trataba de, cómo se dice coloquialmente, poner sangre sudor y lágrimas para que otro se quedará con aquello que aparentemente sería la recompensa a tu sacrificio.
Esto me puso a pensar, ¿Qué pasaría si esta intención en las acciones se puedan aplicar a la vida cotidiana? Estoy convencido que si algún día lograremos convivir de esta forma, juntos llegaremos al cielo.
Y desde entonces te sigo buscando
Después de una tarde de lluvia decidí salir al mirador del pueblo, a observar la barranca y la naturaleza. En mi camino a este, alcance a divisar a otra figura en el mirador, se trataba de un señor de avanzada edad, recargado en el barandal del mirador, absorto en sus pensamientos.
Fuego del alma
Este verano tuve la oportunidad de conocer a Javier Brito, un maestro herrero que sigue forjando espadas y cuchillos en las formas ancestrales, con el calor de su forja de carbón y los golpes de su martillo.
Javier Brito cuenta que la herrería es un oficio que junta el poder de los músculos del cuerpo, la agilidad de la mente y sobre todo con la nobleza del corazón, según él, el fuego del corazón de cada herrero es lo que al final queda impregnado en la hoja de cada espada o cuchillo que él hace.
Viva el amor entre las morras
9 de Marzo del 2023
El colectivo feminista del colegio organizó una marcha dentro de las instalaciones de la escuela, a la marcha se incorporaron alumnas, maestras y personal de la escuela.
Canción de amor
Mientras escuchaba una canción de amor observe cómo las manos expresaban el contacto físico del que estuvimos privados durante dos años
Una tarde en Coyoacán
Si bien mi viaje como fotógrafo empezó durante mi infancia, cuando en momentos muy ocasionales agarraba la cámara de mi mamá y me ponía a ver con detenimiento a través del visor todo aquello que me diera curiosidad. Se podría decir que este fue el primer trabajo ya pensado como ensayo y no nada más como disparar la cámara aquello que yo encontrara bello.
Hace dos años, en septiembre del 2021 una vez que la pandemia empezó a bajar su gravedad, decidí salir a caminar por las calles del centro de Coyoacán, con el objetivo de retratar algunos de los rostros de la gente que frecuenta este lugar. La intención de este ensayo era capturar el rostro de las personas en un momento espontáneo, ya que luego si se le pide a una persona o se le hace saber que saldrá en una foto suele cambiar la expresión de su rostro, ocultando así los pequeños detalles que este revela sobre su persona. Sin embargo estas fotos no podrían estar presentadas si hubieran sido tomadas sin el consentimiento de las personas involucradas, por lo que el otro trabajo que tuve que realizar para llevar a cabo este proyecto, fue el de acercarme a estos desconocidos platicar con ellos, platicarles el proyecto, mi vida, mis gustos, escuchar a cada uno contarme lo que quisiera respecto a ellos y en el proceso tomar las fotos.
Dos de las personas con las que tuve el gusto de hablar fueron dos músicos (fotografías de los extremos), a quienes tuve la oportunidad de escucharlos tocar. Al primero (extremo izquierdo) me lo encontré caminando por las calles aledañas al centro de Coyoacán, se trataba de un sonero jarocho, quién junto con su amigo con su amigo, recorría las calles del centro Cantando sones y recogiendo las contribuciones de la gente. El segundo me lo encontré tocando en la Conchita, tocaba canciones de rock de los años 80, las cuales tenían maravillado a un grupo de extranjeros que pasaba por ahí.
Los otros dos señores que aparecen en las fotografías (fotografías del centro) contaban ya con una edad avanzada, sin embargo se mostraron interesados ambos en que la juventud saliera a las calles otra vez después de la pandemia.