Puppet Shows in bachillerato / Shows de marionetas en bachillerato

Puppet Shows in bachillerato

In English class, our high schoolers took on an unusual challenge: creating full puppet shows entirely in English. Their project brought stories to life through handcrafted puppets they designed themselves. Some adapted classic tales while others invented original plots, proving language could bend to their creativity. The real win? Watching them collaborate – tweaking dialogues and polishing pronunciation together.

What started as homework became something far more meaningful. As they built their puppets, the classroom buzzed with laughter and shared stories. Each group left their mark – some went for slapstick comedy, others crafted unexpected drama, all while learning without even realising it. Even the shyest students found their voice behind their puppet characters, mistakes forgotten.

Presentation day felt like a mini festival. With other English classes and classmates as their audience, the energy was electric. Puppets «tripped» to cover flubs, creating hilarious improv moments, and punchlines landed perfectly. The magic? English stopped being just another subject and became their tool for self-expression.

When all was said and done, students were shocked by their own progress. They’d accidentally logged hours of conversation practice, sharpened their listening skills, and conquered stage fright – all thanks to their puppet alter egos keeping the spotlight. No textbook drills, just real hands-on learning proving that when education feels like play, the lessons stick.

Shows de marionetas en bachillerato

En las clases de inglés, los estudiantes de bachillerato tomaron un reto diferente: crear obras de marionetas completamente en inglés. Su proyecto consistió en darle vida a historias a través de marionetas que ellos mismos diseñaron. Algunos adaptaron cuentos clásicos, otros inventaron sus propias tramas, demostrando que el idioma puede ser tan flexible como su imaginación. Lo mejor fue ver cómo se ayudaban entre compañeros para corregir diálogos y perfeccionar la pronunciación.

El proceso resultó ser mucho más que una simple tarea escolar. Mientras armaban los títeres, el salón se llenó de anécdotas y risas. Cada grupo le puso su sello: unos optaron por humor absurdo, otros por dramas inesperados, pero todos terminaron aprendiendo sin darse cuenta. Fue muy claro que hasta los más tímidos soltaron la voz al manipular sus personajes, olvidándose por completo del miedo a equivocarse.

El día de las presentaciones hubo un ambiente muy positivo. El público fueron otros grupos de inglés y sus propios compañeros. Hubo títeres que se «tropezaron» para disimular errores, creando momentos improvisados, y diálogos que provocaron risas. Lo interesante fue comprobar cómo el inglés dejó de ser «la clase” para convertirse en una herramienta que les permitía contar sus propias ideas.

Al final, muchos se sorprendieron al darse cuenta de cuánto habían avanzado. Sin planearlo, habían practicado horas de conversación, perfeccionado su oído para entender a los demás compañeros, y hasta perdido el miedo a hablar en público. Los títeres fueron el pretexto perfecto porque la atención estaba en los personajes. Quizás sin tanta teoría pero con mucha práctica real, esta actividad demostró que cuando el aprendizaje se vive, los resultados llegan solos.

Mariana Rangel

Coordinadora de inglés

Bachillerato

Compártenos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *