Creación de Acuarelas y Óleos: Una Perspectiva desde la Química

En el Colegio Madrid, la curiosidad no tiene fronteras entre disciplinas. Muestra de ello es el innovador proyecto «Creación de acuarelas y óleos… Una perspectiva desde la química», en el que los alumnos de Opción B y Opción D de la sección CCH se sumergieron en un fascinante viaje que fusionó el arte con la ciencia. La iniciativa transformó el laboratorio en un auténtico taller renacentista, donde las probetas y los matraces se usaron para dar vida al color.
El objetivo principal de esta secuencia didáctica, desarrollada en la clase de Química III, fue que los estudiantes comprendieran la esencia de los pigmentos. A través de una investigación profunda, exploraron su origen en la naturaleza, su evolución a lo largo de la historia y los avances científicos que han permitido la increíble paleta de colores que conocemos hoy. Se trató de una mirada al arte a través de la química, descubriendo la ciencia oculta en cada pincelada.
La culminación del proyecto fue una práctica de laboratorio diseñada para potenciar el pensamiento crítico y la autonomía. Organizados en equipos, los alumnos no se limitaron a seguir una receta, sino que plantearon su propia «pregunta generadora». A partir de ella, diseñaron experimentos para indagar en las variables que determinan la calidad de una pintura, ya sea acuarela u óleo. Así, manipularon elementos como el tipo de disolvente, la pureza del pigmento o la cantidad de aglutinante, comprobando de primera mano cómo la química da forma a la textura, el brillo y la durabilidad del color.
Este proyecto destaca por su brillante carácter interdisciplinario. Demostró a los estudiantes que la química no es una ciencia aislada, sino una herramienta fundamental para entender el mundo y sus expresiones culturales. Comprendieron que detrás de la belleza de una obra de arte hay un complejo entramado de moléculas, reacciones y propiedades que el artista —consciente o intuitivamente— debe dominar. La química se reveló así como el lenguaje secreto de los grandes maestros.
En definitiva, esta actividad no solo consolidó conocimientos del programa de Química III, sino que también fomentó la creatividad, el trabajo en equipo y el método científico. Los alumnos del Colegio Madrid no solo crearon pinturas; crearon conocimiento, demostrando que cuando la ciencia y el arte dialogan, el aprendizaje se convierte en una verdadera obra maestra.
