Tehuacán-Puebla. Opción B

Por: Alexis Saldate Alvarez (Con ayuda de todos sus compañeros)

Marzo 2015

Nuestra práctica de campo dio inició la mañana del día miércoles 18 de marzo del año 2015 en punto de las 06:30 am. En teoría, dicha hora era la cita para así poder partir a más tardar las 7:00 horas; pero nunca falta la impuntualidad de nuestros compañeros que lograron retrasar ésta a las 7:10 horas. Muchos cansados decidieron dormir en el camión, mientras que otros platicábamos sobre las experiencias que emocionados pensábamos que íbamos a vivir.

Dando las 10:30, con ya casi todo el salón despierto, nuestra desesperación por llegar iban creciendo conforme avanzábamos por una carretera cuyo único paisaje eran pequeños campos de cultivo; y cuando casi eran 11:30 de la mañana llegamos a nuestro primer destino, el Museo del Agua, ubicado en San Gabriel Chilac, Puebla.

Nuestros objetivos principales en ese lugar eran los de observar sus métodos de captación del agua, las ecotecnias , sus usos de fuentes de energía, las virtudes y defectos de la cooperativa de amaranto que hay y finalmente ver el origen del maíz y el uso de transgénicos; pero nos encontramos con una sorpresa que ni los maestros llegaron a imaginar. Al llegar al museo, los guías del lugar nos recibieron con una muy buena bienvenida, la cual constaba de realizar tres bailes en grupo. Las canciones eran relacionadas con el tema del agua, y al poco tiempo de llevarlas a cabo el ambiente grupal era mucho más ligero. ¡Excelente forma de empezar nuestro recorrido!

Al escuchar en el nombre del museo la palabra ‘agua’ uno pensaría que éste estaría rodeado de dicho material, pero para nuestra sorpresa no fue así. Nuestro recorrido oficial empezó por varias salas de exposición, en las cuales se nos introdujo al tema del agua, haciendo hincapié en temas como escasez y peligros a los que está sometido el líquido. Se hizo una especial mención a los proyectos comunitarios para la obtención de agua en la zona, así como al trabajo que ha estado realizando la organización desde hace muchos años. Posteriormente llegamos a una zona donde se nos explicó la importancia cultural y social de la agricultura del maíz y del amaranto. La comida, cabe mencionar, fue exquisita; e incluía algunos ligeros toques de la semilla mencionada; lo cual la volvía mucho más significativa con lo aprendido anteriormente. Realizamos algunas observaciones posteriores relacionadas con métodos de cultivo, alternativas de fertilizantes e inclusive métodos de obtención de agua para una pequeña comunidad. Nuestro recorrido en el museo finalizó con un taller de amaranto, donde apreciamos la preparación de este y pudimos elaborar uno de forma grupal.

La llegada al hotel fue relativamente rápida, y no fue sino hasta las 20:30 horas cuando todos nos reunimos nuevamente para cenar y posteriormente tener un pequeño seminario (que parecía círculo de sentimientos más que otra cosa, pero bueno). Acabada la discusión, todos los equipos se dirigieron a sus habitaciones para «descansar». Sí, entre comillas. Unos jugaban al ‘Fifa’, algunos platicaban sobre sus experiencias en el día, otros simplemente disfrutaban la brisa nocturna; en fin, en su mayoría hacían de todo menos dormir.

Nuestro segundo día empezó a las 7:00 en el restaurante para poder desayunar, luego luego nos podíamos dar cuenta de quienes no habían descansado la noche anterior. Acabado el desayuno (por cierto, muy rico) nos subimos al camión para poder seguir con nuestras labores de ese día. Empezamos por el ‘Manantial El Riego’, en el cual se nos expuso una visión más bien materialista, que buscaba la siembra de diversas especies (inclusive no nativas de la zona) para su donación masiva y beneficio de privados en su mayoría (algo completamente diferente a lo visto el día anterior, cabe mencionar.) Acabando el recorrido en Los Viveros, nos dirigimos la mina de Ónix y a la salinera ubicadas casualmente en la misma zona. En esta, llegamos a subir hasta 103 metros de altura para poder presenciar la explotación de estos dos recursos en un lugar completamente desértico. Algo curioso que vale la pena mencionar es que Tehuacán, ese pequeño desierto ubicado en la nada, era previamente fondo marino; lo cual permitió la acumulación de diversos minerales en su suelo; dando lugar a actividades de extracción como las que pudimos observar. La subida nos pareció conflictiva, y con la bajado muchos creímos no contarla, ya que un paso en falso podía costarnos la vida. Tremendo, ¿no? Al final toda la opción lo logró en una pieza, y continuamos nuestro camino para comer algo que la misma comunidad nos había preparado. Unas deliciosas mojarras. Y sí, es extraño comer pescado en medio del desierto; pero la salinidad del suelo facilita su producción (asombrosamente). Acabando de comer nos dirigimos al camión para poder llegar a la Sotolinera (también conocido como ‘Santuario de plantas de Elefante’), en la cual nos encontramos con una Sotolín de aproximadamente 2000 años, un verdadero vestigio de la vida dirían muchos. Acabado el recorrido nos dirigimos al camión para puede regresar al hotel, este día no hubo tiempo libre. Llegamos al hotel y lo primero que hicimos fue bañarnos y posteriormente dirigirnos al restaurante para poder tener una cena y después dirigirnos al salón donde tendríamos nuestra discusión del día. Finalizada la discusión, nuevamente nos dirigimos a las recámaras y cada cada quien tomaba la decisión de dormir o de seguir platicando con tus compañeros de cuarto.

Una vez más, el día comenzó a las 7:00 am y el tema de la puntualidad fue algo fundamental este día, pues 5 de nuestros compañeros casi se perdían las visitas de este día por no estar presentes a la hora que se dijo. Ya con el retraso, nos dirigimos a nuestro primer lugar por visitar, el cual fue la UMA que había quedado pendiente. Esta UMA cuenta con medio millón de hectáreas y gran variedad de cactáceas y plantas medicinales. Este recorrido se centro más en las variedades de plantas medicinales, pues ya estábamos algo cansados de que solo nos hablaran de cactus. Es impresionante el amor con el que trabajan las personas en estos lugares, pues a pesar de no tener alguna licenciatura saben muchísimo y no solo nos enseñan sobre estas plantas, nos comparten anécdotas y eso hace entretenida la visita. Terminando el recorrido de la UMA nos dirigimos al jardín botánico, el cual es pequeño y solo cuenta con pocas especies de cactus. El recorrido fue muy rápido, pues lo único que importaba aquí era saber la diferenciación entre una UMA y el jardín botánico.

Ahora sí, terminando la visita al jardín, nos dirigimos a lo que todos esperábamos con ansias. La cascada. En este lugar, no solo se visitó la cascada, para llegar a esta, se tiene que caminar por un volcán. El cual, antes era fondo marino. En el suelo, pudimos ver algunos fósiles impresos de hace 60 millones de años (aproximadamente). Para poder llegar a la cascada, tuvimos que descender algunos metros, pero nada comparado con lo que se vivió en la mina. Ya en la cascada, algunos decidieron bajar a refrescarse, pues el calor en estos días había estado muy fuerte y eso hacía que nos agotáramos con mayor rapidez. Estuvimos alrededor de 45 minutos ahí, cuando decidimos volver al camión para poder regresar al hotel. El camino para llegar al hotel fue tranquilo, la mayoría iba dormido o descansando. Llegando al hotel, todos se apresuraron para ponerse su traje de baño, jugar fútbol o ir a visitar el centro. Cada quien conviviendo de una manera muy divertida y compartiendo sus experiencias. La hora de la cena llegó, y la mayoría ya estaba a punto de quedarse dormido. Pronto acabamos para poder dirigirnos a nuestro último debate de toda la práctica. En este, la mayoría de los comentarios era sobre el gran cariño que nos teníamos y agradeciendo la oportunidad de conocernos y estrechar lazos. Finalmente nos dirigimos a dormir, algunos tristes por saber que al día siguiente regresaríamos a nuestra cotidianidad, a nuestra realidad. Otros solo pensaban en dormir y alguno que otro pensaba en querer seguir divirtiéndose.

Nuestro último día, todos desayunando con las maletas por un lado, entregando las habitaciones, checando que nada falte. Nuestros últimos minutos se esfumaban y la hora del subirse al camión se aproximaba. Ya con todo el equipaje en el camión, nos dirigimos a San Juan Raya, un pueblito ubicado en medio de la nada (literalmente). En este pueblo, visitamos un terreno en el cual había fósiles de hace 150 millones de años. ¡Fósiles de dinosaurios! Fue una cosa increíble poder estar a un lado de las pisadas de unos animales que existieron hace millones de años.

El recorrido acabo y nos dirigimos nuevamente a la UMA para tomar nuestros últimos alimentos antes de regresar a la Ciudad. Acabada la comida, las personas del lugar, nos extendieron algunos productos como medicinas y cactáceas a precios muy accesibles. Sólo querían que nos lleváramos un pequeño recuerdo de ahí. Al finalizar las compras, la triste despedida llego. El decirle adiós a las personas que nos extendieron sus conocimientos, servicios y sus atenciones por cuatros días, verdaderamente fue difícil.

El camino a la Ciudad comenzaba y todo el camión tomaba apuntes de lo que no había hecho, y no fue por falta de tiempo. Fue por disfrutar los grandes momentos que tuvimos. Llegamos a la Ciudad queriendo y no queriendo, deseando estar un día más allá. Yo los papás de todos estaban en el Madrid y lo único que quedaba era despedirse.

Sólo me queda agradecer a mis maestros, a mis compañeros, a los guías de la práctica y especialmente a la escuela, por permitirnos tener estas experiencias. Por no sólo buscar que aprendamos más sobre las materias, por buscar a que nos hagamos mejores personas.

Gracias Opción B.

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