Instituto Nacional de Pediatría

La visita al Instituto Nacional de Pediatría no fue nada como lo que esperábamos; creíamos que iba a consistir en ir a un laboratorio, ver personas en bata blanca y niños por todos lados.

Pero todos salimos con una gran sorpresa y anécdota que contar ya que todos visitamos distintas partes del Instituto.

Logramos ver que el sector de salud va más allá de un hospital, y que no solamente los doctores están involucrados en los proyectos que se desarrollan en el INP, si no que los equipos de investigadores estaban formados por biólogos, enfermeras, doctores, veterinarios, etc. y cada uno contribuía en aspectos específicos de su carrera.

Vimos que contaban con muchísima tecnología, herramientas y aparatos avanzados como micropipetas, microscopios y campanas muy sofisticadas, nitrógeno líquido, entre otros, en los que se apoyaban para hacer investigaciones que les permiten desarrollar nuevas estra-tegias para mejorar el conocimiento en enfermedades.

Uno de los problemas que enfrentamos en la práctica, fue enterarnos que utilizaban animales para varios experimentos, lo que a algunos nos pareció drástico e innecesario; pero al paso del día y al ver lo bien que se relacionaban con los animales y el buen trato que recibían, sumando a la importancia que estos tienen en la investigación; logramos ver un panorama mucho más amplio que nos permitió pensar que el sacrificio de la salud de algunos animales significa la vida de otros animales y de muchas más personas.

Con todo esto fue más fácil entender que el objetivo final que se plantean en el INP es mejorar el modelo de atención médica a través de las investigaciones y de la formación de recursos para que la contribución en el aspecto de la salud sea más efectivo, seguro y de calidad.

Karla Angélica Martínez Gutierrez

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