Sierra Gorda y Huasteca Potosina 2018: Perlas de biodiversidad, ecología y evolución.
En la escuela, la Biología cobra verdadero sentido cuando salimos del salón y, con ella de pretexto, recorremos caminos, sentimos el calor, la humedad, o nos asomamos a mirar de cerca las plantas y los animales directamente en el sitio donde habitan. Ese es uno de los objetivos de las prácticas de módulos de educación ambiental de tercero de secundaria. Interacciones ecológicas es una clase en la que intentamos preguntarnos cosas alrededor de la ecología y la evolución de los seres vivos. Esto es, por ejemplo, ¿cómo se relacionan los organismos en los sitios donde habitan?, ¿qué tan distintos son esos sitios y esas relaciones? Y sobre todo, ¿cómo es que esas condiciones provocan que cambien sus poblaciones a lo largo del tiempo? Los seres vivos cambian, y también este módulo, su práctica y dentro de ella, los sitios y paisajes que visitamos.
El pasado 13 de marzo, el grupo de Interacciones ecológicas salimos rumbo a dos regiones importantes del país en cuanto a biodiversidad: Querétaro y San Luis Potosí. Comenzamos en el calor, subiendo la Peña de Bernal y sintiendo sobre nuestras manos el paisaje espinoso lleno de cactáceas y arbustos espinosos. Recorrimos el bosque de pinos y conocimos las formaciones minerales al interior de una gruta; en el camino colectamos plantas típicas de esos ambientes y los comparamos. Luego visitamos el sitio arqueológico Las Ranas, un importante centro para el comercio durante el periodo clásico y posclásico por la extracción del cinabrio (sulfuro de mercurio), un mineral rojizo utilizado como pigmento. Ahí el clima cambia y nos enfrenta con el bosque de niebla, punto exacto en que las nubes chocan con la sierra y humedecen el bosque hasta cambiar su paisaje y la vida en él, dejando una biodiversidad impactante. Posteriormente, cerca de Pinal de Amoles, recorrimos el río Escanela y su bosque de galería, en el que el agua es fundamental, hasta llegar a sus cascadas cubiertas por formaciones rocosas. Ahí ya no era el calor del matorral, ni el frío del bosque de pinos, sino la humedad de la selva lo que encontramos. Después cambiamos de estado y nos dirigimos a Xilitla, en San Luis Potosí. Antes de llegar, nos detuvimos en un paraje a buscar fósiles en El Madroño, un yacimiento de organismos marinos, pues gran parte de esa región estuvo sumergida en el mar hace millones de años. Observamos conchas y restos de corales y esponjas. Ya en Xilitla, recorrimos el jardín surrealista de Edward James, un artista muy famoso en la región por haber construido edificaciones que parecen sacadas de un cuento y que la selva parece haber devorado. Al atardecer, apuramos el paso para observar el regreso de los vencejos a su hogar: el sótano de las huahuas, un agujero creado naturalmente de casi 500 metros de profundidad, en medio de la selva. Los vencejos son aves parientes de las golondrinas que pueden pasar semanas volando sin parar, y conocimos la velocidad que alcanzan y la dificultad de fotografiarlos en vuelo. Durante cada noche, realizamos seminarios preparados con anterioridad por los equipos del grupo para discutir, analizar y compartir la gran cantidad de experiencias de todo tipo que vivimos: desde las personales hasta las que tienen que ver con la materia. En cada parte del recorrido analizamos la diferencia de altitudes a las que todos esos ecosistemas se desarrollan, y nos sorprendimos al observar cómo un ligero cambio modifica casi por completo el paisaje y la vida en él. Antes de volver a la Ciudad de México, el último día, recorrimos remando el río Tampaón hasta la cascada de Tamul y nos impactó el color turquesa de sus aguas.
La vida es diversa y también los paisajes en los que se desarrolla, y en la práctica pudimos comprobarlo. Al final conocimos y recorrimos muchos tipos de vegetación; casi todos los que se encuentran a lo largo del país: matorral seco, bosque templado, bosque de niebla, bosque de galería, selva tropical, selva baja. También visitamos distintos ríos y todo el tiempo, pudimos apreciar la gran biodiversidad que existe en cada sitio, desde la actual, hasta la que vivió hace millones de años o hace miles, en sociedades que habitaron la región de nuestro país mucho antes que nosotros. La evolución es un fenómeno que quizás no pueda verse tan fácilmente mientras ocurre, pero gracias a esta práctica observamos y comprendimos muchas de las condiciones que permiten que suceda.