El Madrid hoy. Evolución y fortalezas: José Raúl Villareal Oyanguren, ex alumno de la generación 1958 sensibilizó al auditorio al recordar emotivamente sus años en el viejo castillo de Mixcoac.
El Madrid hoy. Evolución y fortalezas.
José Raúl Villareal Oyanguren, Ex alumno de la generación 1958, sensibilizó al auditorio en pleno, la pasada ceremonia del 21 de junio, al recordar emotivamente sus años en el viejo castillo de Mixcoac, a quien siempre consideró un verdadero amigo que lo llevó a conseguir las metas de su vida:
Es un gran honor poder dirigirles estas breves pero muy entusiastas palabras. Empiezo por este mi añorado Colegio a quien siempre he llamado “mi amigo”, cuando lo conocí, supe que era equivalente a estar con aquél que te abraza, aquél, que es feliz dando, más que recibiendo, el que te exige pero también el que contigo llora, el que te invita al camino de la aventura, del reto y del coraje rumbo a las metas que has de conseguir en la vida. Llegué al Colegio, de ese entonces que tan sólo tenía diez años, yo tenía trece… y me recibió en su casa… en un enorme castillo con alegres jardines y respetables árboles llenos de nidos y de inmensas y frescas sombras. En verdad, trayendo a la memoria aquellos recuerdos de nuestra infancia y juventud, el Colegio Madrid, fue un verdadero amigo.
Puedo recordar las enormes mesas de madera, donde aprendí a ordenar las letras y los números. Las letras y los dibujos cobraban vida, querían decir tantas cosas cosas, se ponían de acuerdo y brindaban paisajes, escenas y cuentos llenos de colores del arco iris. Y confieso que todas esas historias inventadas me hacían llorar y al mismo tiempo, reír.
Ahora, estamos aquí. El Colegio increíblemente cumple ya sus 77 años de vida, y se ve más fuerte que nunca para hacer y recibir amigos como yo.
Entré como tantos de mi generación a un mundo lleno de retos, con armas suficientes para llegar a la cima de cualquier montaña a escalar. Pero además de las armas, el colegio, me endulzó la vida para siempre con aquellos recuerdos de nuestra niñez. Ahora, amigo, aquí estoy de nuevo contigo. Ahora, aquí en esta casa que hiciste mía, y en estos espacios del saber, estoy seguro que me acompañan: mis entrañables y queridos maestros: Carmen Meda, José Albert, Horacio García y Fernández de Velasco… entre muchos otros… ¡hurra, hurra, hurra! ¡Madrid. Siempre Bien!