Crónica de nuestro viaje a España: CLMNTK15
Finalmente el lunes 31 de agosto Lia Speckman, Luz Barrios, Anxe Gudiño, Yoali Campos Carlos Sánchez, Ángel González, Santiago Pineda, Jorge López, Gaby Marín y Ernesto Rico, nos subimos al avión y comenzamos nuestro viaje. Los preparativos habían incluido la selección de las chicas y chicos mediante el congreso virtual CLMNTK15, las charlas con las madres y padres de familia organizando la logística, la reserva y pago de todos los servicios (¡Uff! Justo antes de la caída del peso) y los trámites en el Instituto Nacional de Migración. El vuelo muy bien, dormitando y viendo películas en los monitores individuales del Airbus 340-600 de Iberia.
Llegamos a las seis de la mañana y muy pronto comenzaron las risas; el chofer que nos llevaría al hotel no encontraba al “Señor Wilson” que debía ir con nosotros. Una hora después llegamos al hotel, sólo tomamos una habitación porque nos cobraban 20 euros por habitación por el early check in. Mejor, para agarrar el horario lo antes posible debíamos aguantar despiertos lo más posible. El hotel Clipper se encuentra a 30 pasos de la Gran Vía. ¡A caminar!
La Puerta del Sol y foto con el Oso y el Madroño, tan importante para nuestro Colegio, y las siete estrellas emblemáticas de Madrid, correspondiente a la constelación de la Osa Mayor. Desayunamos en la churrería de San Ginés, famoso por las Luces de Bohemia de Valle-Inclán, pero los chicos se decepcionaron del chocolate tan espeso y amargo y los churros sin azúcar. Paseo por la Plaza Mayor, siempre en obra y con andamios, y el Madrid de los Austrias, los bajos de la plaza y la puerta de Toledo. Más allá la ópera, la Plaza de Oriente con sus reyes visigodos, y el Palacio Real. Los estragos de la falta de sueño nos aquejan, el pobre Ángel se duerme cada vez que paramos y camina como sosteniendo las paredes; estamos borrachos de sueño. El guía dentro del Palacio muy aburrido; nos muestra el boato y riqueza de la monarquía. Nos tomamos un helado en la plaza (Descubrieron ¡La fanta de limón! Que será constante durante todo el viaje) platicamos de Recaredo y su conversión al catolicismo y de Rodrigo, el último rey visigodo.
Vamos al mercado de San Miguel, donde primero se come con los ojos y después con el tacto, el olfato y el sabor. Foie gras, boquerones, anchoas, calamares, chipirones y quesos diversos. El sueño ya nos gana y regresamos al hotel donde ya nos dan nuestras habitaciones. Solamente hora y media.
Salimos hacia la Gran Vía y la Cibeles, lugar de festejos del Madrid; entramos al Palacio de la Cibeles y subimos al mirador. Todo Madrid desde las alturas. De ahí a la puerta de Alcalá y a tomar un helado en el Retiro. El Palacio de Cristal está cerrado, pero muestra toda su transparencia. Un poco más allá la fuente del Ángel Caído, donde podemos platicar algo del Paraíso perdido de Milton. Salimos por el lado de Atocha y de regreso pasamos por el Mueso del Jamón a comprar algo para cenar en el hotel. A las ocho hemos caminado 16.1 km según el contador de pasos del celular. Apenas está empezando el viaje.
A las 10 estamos esperando entrar al Prado; por supuesto fuimos a pie. Se hace realidad mi fantasía de dar una clase de Historia del Arte en el Prado. Comenzamos con la pintura flamenca: Durero y su díptico de Adán y Eva, así como su autorretrato (se quería mucho a sí mismo). Por supuesto el Jardín de las Delicias de El Bosco, pintura moralista que sorprende con sus delirios de máquinas orgánicas. La Anunciación de Fray Angélico, dulce muestra del arte sacro italiano del Quattrocento. En el piso de arriba Tiziano y su Carlos I, El Greco y su espiritualidad (todavía falta que vayamos a Toledo). ¡Velázquez! Las meninas y la maestría compositiva que entra y sale del cuadro; Los borrachos, las hilanderas, los golfillos, los retratos. Brincamos a Goya y las clases de historia de España: la familia de Carlos IV con su homenaje a Velázquez; la Carga de los mamelucos y los fusilamientos del 3 de mayo nos permiten hablar de la invasión napoleónica, la constitución de Cádiz y la guerra de independencia; las majas y el juego sensual; la enigmática y pesimista pintura negra. Después de un refrigerio una hora y media más de visita a discreción.
Caminamos por el Paseo del Prado-Recoletos-La Castellana, con paradas en el Neptuno, sitio de encuentro de los del Atlético; el monumento del dos de mayo; la Biblioteca, frente a cuyas estatuas platicamos de la historia del Español; y hasta la Cibeles y Colón. Comimos en los 100 montaditos, con toda la carta a 1 euro. Lía quería ir a Fuencarral y sus tiendas; las chicas se probaron ropa, mientras los chicos nos fuimos a buscar Manga; recorrimos toda la calle de Luna y de Estrella, con varias tiendas de comics, buscando una pieza articulada de quién sabe qué personaje que quería Ángel. Ya anocheciendo nos vimos con Irene Arenillas, amiga del Colegio Estudio, con quien tomamos un helado. Compramos pizzas para comer en el hotel.
En la mañana siguiente fuimos a la estación de Chamartín para tomar el tren AVE a Segovia, que en 20 minutos nos dejó en nuestro destino. De ahí en taxi a el CENAM de Valsaín, donde participamos en el Campus Juvenil Internacional y el Seminario Docente de Investigación Acción (ver notas relativas).
Cinco días después regresamos a Madrid, nos hospedamos en el hotel Florida Norte, justo enfrente de la estación Príncipe Pío, muy cerca del río Manzanares. Esa noche salimos a cenar y entre solomillos, entrecotes, pulpos, boquerones y croquetas, nos reímos mucho contando chistes y viboreando el congreso; estábamos muy contentos y cansados después de los intensos trabajos en Valsaín.
La mañana siguiente empezó tarde y en metro nos trasladamos al Reina Sofía ¡Los martes no abre!; lo intentaremos mañana. Caminamos por los barrios de Madrid; vimos la cámara de Diputados y la embajada de México, donde platicamos que es una Monarquía democrática y constitucionalista. De nuevo en el Paseo del Prado-Recoletos-La Castellana tomamos un refresco y un pan dulce en el Café Gijón. De ahí al Museo Arqueológico Nacional donde vimos la rica prehistoria ibérica (Atapuerca y Altamira); los tesoros tartesios, las piezas bélicas celtas y sus verracos, y las aportaciones fenicias y griegas; el arte ibérico, las damas de Elche, de Basa y de Ibiza; la Hispania romana, en especial sus estupendos mosaicos; las fíbulas visigodas y la corona de Recaredo; el arte árabe y mudéjar; la España cristiana medieval y su arte prerrománico y románico; hasta la España moderna. Pudimos ver en vivo todo lo que platicamos en las clases de Historia, Geografía y Literatura de España (HGLE).
Cansados caminamos hasta Lavapiés, el barrio de los inmigrantes, a buscar un restaurante Marroquí: Cuscus mixto para comer. De ahí hacia el hotel, un helado y un rato en el centro comercial.
El miércoles 9 de septiembre comenzó con la subida a la Plaza de España y foto con el Quijote. Ahí tomamos el Tour a Toledo, guiado por una española con voz plana y que repetía todo en español, inglés e italiano (bastante antipática y aburrida). Toledo es una ciudad con mucha más historia que Madrid; Madrid es joven, del siglo XVI, pero Toledo es una capital muy importante desde, al menos, la época romana. Entramos a Toledo por la Mezquita, donde vimos restos de la calzada romana. Después subimos hacia la Catedral, gran monumento de la historia española que combina todos los estilos desde el románico hasta el barroco, como un edificio vivo. La pintura de El Greco nos volvió a sorprender, en especial ese Cristo con túnica color rojo intenso. Luego fuimos a Santo Tomé a ver el extraordinario Entierro del Conde de Orgáz, donde uno ve con toda claridad el horror vacui. Luego vimos un video cursi y manipulador sobre Toledo como la ciudad de la tolerancia, donde había un mirador hacia el río Tajo. De ahí nos trasladamos a la Sinagoga Santa María La Blanca, donde comprendimos la importancia de la cultura Sefardí para España, y finalmente visitamos el Monasterio de San Juan de los Reyes; salimos por la puerta y puente de San Martín donde tomamos el autobús para ir a comer un estupendo guiso de cordero. Después de una vista panorámica desde fuera de las murallas, fuimos a taller de artesanías toledanas, y de regreso a Madrid.
Como llegamos poco después de las cinco de la tarde, decidimos ir al Reina Sofía. Rápidamente pudimos ver el Guernica, icono de la guerra civil española, obra impactante que nos mueve a todos los que pertenecemos a la comunidad del Colegio. Luego vimos algo de Miró y su arte entre lo onírico y lo infantil, y a Dalí con su método paranoico-crítico para pintar.
Al salir regresamos en metro al hotel, sólo para salir de inmediato a caminar por el Manzanares, y después cenar, otra vez de muy buen humor, en un restaurant a sus orillas.
A la mañana siguiente directo al avión (el mismo chofer que nos había recogido 10 días antes. Muy cansados ya necesitamos nuestra almohada. Realmente conjuntamos un muy bonito grupo de viaje; muy positivos todos; siempre riendo y dispuestos a apoyar a los demás.